Parada obligatoria.

Te dicen donde parar y hasta donde seguir. Tu libertad es su juego macabro, su entretenimiento. Te muestran señales de su poder, de su látigo innoble. Pero en tu mente el camino es recto, sin paradas y ahí ellos no pueden entrar. Dejalos que piensen que te tienen, así te dejan ser y se olvidan de vos.

¿Quién anda ahí?